SUGERENCIAS PARA UN MAÑANA MÁS EXITOSO
- Abraham Castillo
- 17 oct 2015
- 9 Min. de lectura

Nacimos para un destino superior al de este mundo. Hay un reino donde el arcoíris nunca desaparece, donde las estrellas se extenderán ante nosotros como islas en el océano y donde los seres que ahora pasan entre nosotros como sombras permanecerán en nuestra presencia por siempre.
Esas palabras muy especiales, escritas por un novelista inglés, Edward Bulwer-Lytton, antes que cualquiera de nosotros naciera, son quizá la mejor descripción que haya dado la humanidad sobre lo que nos espera en ese lejano lugar que algunos llaman cielo.
Tal vez ustedes son algunas de las muchas personas que tienen serias dudas de que hay un destino superior y esa duda es algo que únicamente ustedes pueden resolver con su Dios. Eso, por supuesto, depende de ustedes, porque la fe se asemeja mucho al amor y nunca puede ser impuesta.
No obstante, aunque únicamente ustedes pueden encontrar su propio camino, después que su vida haya terminado, hacia ese sitio mágico donde el arcoíris nunca desaparece, hay un mensaje importante para ustedes. Una de las lecciones más difíciles que debemos aprender en esta vida y una que muchos de nosotros no aprendemos, es cómo ver y apreciar lo hermoso, lo divino, el cielo que nos rodea aquí en la tierra. Cualquiera… cualquiera… que se haya permitido quedar afectado por eventos sobre los que con frecuencia no tenemos control, hasta el punto de abandonar la esperanza de esta preciosa vida, comete un error terrible. El éxito, la alegría, la riqueza, el amor y la satisfacción están disponibles aquí… ¡ahora! Sin embargo, muchos de nosotros buscamos refugio y nos ocultamos, después de que el destino nos reparte una mala mano y, desde ese momento, vivimos una vida donde el mañana es tan oscuro como esta noche y en lugar de disfrutar el cielo en la tierra, nos revolcamos, insatisfechos en nuestro propio infierno privado.
Aquellos de ustedes que han perdido toda la fe en sí mismos, en su potencial y en este pequeño mundo que es el único que tenemos, por favor, lean esto. Hay algunas sugerencias que podrían ayudarlos a cambiar su vida y a mejorarla. Si siguen estas indicaciones y no dan resultado, habrán perdido muy poco en realidad, excepto tiempo y esfuerzo, ya que nunca creyeron que su vida podría mejorar, ¿no es así? No obstante… si esto es lo correcto y desde este día pueden seguir algunas sugerencias simples y alterar el curso de su vida, lo que los llevará por un camino diferente que podría conducir al oro y al éxito, al amor y la alegría, a la paz de espíritu y a la satisfacción y, tal vez, si en verdad son afortunados, a su propio arcoíris… si esto es correcto y no se molestan en escuchar estas palabras… ¿acaso no lo lamentarán? ¿Qué tienen que perder?
Hace más de ochenta años, un gran hombre de la medicina canadiense, Sir William Osler, pronunció un discurso a los estudiantes de la Universidad de Yale, titulado “Una forma de vida”. A pesar de que Osler pronunció multitud de discursos y escribió muchos libros, Sir William será recordado durante siglos por venir, por su consejo invaluable a la juventud de Yale.
Años antes que pronunciara su discurso en Yale, Sir William se encontraba en un transatlántico. Un día cuando platicaba con el capitán del barco, sonó una alarma fuerte y aguda, seguida por sonidos extraños. “Esos son todos los compartimentos herméticos que se cierran”, explicó el capitán. “Es una parte importante de nuestro entrenamiento de seguridad. En caso de un problema real, el agua que entre en cualquier compartimento no afectará al resto del barco. El agua que entre llenará sólo el compartimento que se rompió. Sin embargo, el barco permanecerá a flote”.
Osler en su discurso en Yale, recordó la experiencia y dijo a los jóvenes: “Cada uno de ustedes es una organización mucho más maravillosa que ese transatlántico y le espera un viaje mucho más prolongado. Los urjo a que aprendan a dominar su vida viviendo cada día en un compartimento hermético y esto asegurará su seguridad durante todo el viaje de la vida.
Osler continuó, con palabras demasiado poderosas para que cualquier otra persona las intente mejorar: “Toquen un botón y escuchen, en cada nivel de su vida, las puertas de hierro que dejan afuera el Pasado, los ayeres muertos. Toquen otro botón y aíslen con una cortina de metal el Futuro, los mañanas no nacidos. Entonces estarán a salvo… ¡a salvo por hoy!”
Los fracasos, penas y angustias de ayer son una carga demasiado pesada para que cualquiera de nosotros la lleve hacia el amanecer de un nuevo día. ¡Déjenlos detrás, a todos, y aléjense! ¿Qué hay del mañana? “No hay mañana”, dijo Sir William a su público, “¡el futuro es hoy!”.
Después escribiría: “Destierren el futuro. Vivan únicamente el momento y su trabajo permitido. No piensen en la cantidad que debe lograrse, en las dificultades que deben vencer. En cambio, fíjense una pequeña tarea cercana, permitiendo que sea suficiente para el día. Con seguridad, nuestra obligación no es ver lo que se encuentra oscuro en la distancia, sino hacer lo que está claramente a la mano”.
Por lo tanto, la primer sugerencia que tal vez deseen seguir para lograr un destino superior para ustedes mismos, aquí en el mundo, es quizá la más difícil que alguien les haya hecho; “Cualquiera puede hacer su trabajo durante un día, por tedioso que sea. Cualquiera puede vivir con dulzura, paciencia, amor y pureza hasta que el sol se oculte. Eso es todo lo que la vida significa en realidad”. Dicho en otras palabras: “Vivan cada día de su vida en un compartimento hermético. Este acto solo los acercará mucho más al éxito y a la felicidad”.
La segunda sugerencia para ayudarlos a lograr una vida mejor aquí en el mundo es también del pasado. Fue sin duda el mayor secreto del éxito dado a la humanidad y fue comunicado hace casi dos mil años por Jesús, en uno de sus Sermones de la Montaña. Jesús compartió muchos consejos sabios con la gente. Una de sus reglas de comportamiento, incluso después de todos esos años, probablemente no es apreciada en su totalidad por el poder contenido en sus palabras: “¡Si alguien te pide que lo acompañes una milla, acompáñalo dos!”
Decidan desde este momento, que dedicarán más tiempo y esfuerzo a agradar a sus clientes, hermanos(as), esposos(as), padres, etc… sin pensar en la remuneración extra o en recompensa de alguna clase. Nadie dijo que tienen que seguir al rebaño. Den únicamente un poco más de sí mismos en tiempo y esfuerzo, en paciencia e interés, en ayuda y comprensión. Hagan esto mañana, al otro día y al siguiente, sin buscar ninguna compensación adicional. ¡Recorran la milla extra!
Tercera sugerencia: nunca hagan las cosas incompletas, nunca descuiden las cosas pequeñas. La mayoría de nosotros viola esta pequeña regla muchas más veces de lo que comprendemos, al apresurarnos cada día, sin darnos cuenta de que hacemos mucho daño a nuestras carreras.
Hace varios años, el gran lírico, Oscar Hammerstein, volaba con un amigo en un viaje sobre el puerto de Nueva York para admirar el paisaje desde un pequeño avión de dos plazas. Cuando al fin se acercaron a la Estatua de la Libertad, que se erguía alta y orgullosa, el amigo de Oscar ladeó el avión de tal manera que pudiera mirar directamente la cabeza de la Estatua de la Libertad y lo que vio lo sorprendió. Recordó que este regalo magnífico del pueblo de Francia había sido colocado en 1886. Al mirar hacia abajo, pudo ver cada rizo y trenza de cabello en la parte superior de la cabeza de la dama estaba perfectamente tallado y pulido, al igual que todos los detalles finos del rostro, cuerpo y vestido. ¡En 1886 no había aviones! Fréderic-Auguste Bartholdi, el creador de la estatua, pudo haberse ahorrado meses de tediosa labor y gastos costosos al esculpir y pulir muy poco la parte superior de la cabeza de la Estatua de la Libertad, pensando que nadie vería lo que omitiera allí, excepto quizá algunas gaviotas. ¡Sin embargo, a pesar de todo… cada rizo y trenza se encuentra perfectamente detallado y en su sitio! ¡No tiene áreas ásperas o sin terminar! ¡Nunca, nunca, descuiden las cosas pequeñas! El hacerlo puede convertir el éxito potencial en fracaso.
La cuarta sugerencia… nunca permitan que nadie oprima de nuevo el botón de su interruptor corta corriente. Se preguntarán qué es… un “interruptor corta corriente”. Es un botón con apariencia simple conectado con la ignición y oculto en un lugar conocido únicamente por el dueño del auto. Al bajar del auto, uno debe oprimir el botón corta corriente, asegurarse de que todas las puertas estén cerradas y, finalmente, encender la alarma de robo. Si un ladrón entra en el automóvil y suena la alarma, podría intentar unir alambres para poner el coche en marcha, pero nunca lo lograría, porque el interruptor cortó toda la fuerza motriz que llega al mecanismo de arranque.
Únicamente muy pocas personas comprenden que todos nosotros tenemos un “interruptor corta corriente”. Éste es oprimido siempre que alguien no hace menos o critica con dureza nuestros mejores esfuerzos o se burla de nosotros… y, en un grado u otro, nos sucede a todos desde que éramos pequeños. El ridículo, el desdén, el menosprecio, los insultos… todos hieren y, con frecuencia, su daño es tan grande, que la poca seguridad que habíamos logrado obtener desaparece, hasta que al fin dejamos de intentar mejorar. ¿Cuántos padres, en momentos de ira, oprimen el interruptor corta corriente de uno de sus hijos al decirle a ese niño o niña pequeño que nunca logrará nada? ¿Cuántos niños pasan la vida trabajando mucho para hacer que la profecía de su padre se convierta en realidad?
¿Les ha pasado? ¡Bien! No permitan que les suceda de nuevo. No opriman ningún interruptor corta corriente cuando estén con sus hijos y nunca, nunca permitan tampoco que nadie oprima su interruptor corta corriente. Expresado de otra forma. ¡Nunca vuelvan a dar permiso a nadie para que les arruine algo!
Quinta sugerencia... ¡Si se han estado ocultando detrás del “trabajo laborioso”, no continúen haciéndolo! Es algo que todos hacemos de vez en cuando, pero con seguridad, eso puede frenar una carrera prometedora y, con frecuencia, lo ha hecho. Conocen muy bien el escenario. Se encuentran ante un desafío real, un proyecto de alguna clase que es tan grande e importante, que podría lograr un cambio en su vida, si lo manejan bien. ¿Qué dicen comúnmente? “Lo lamento, en realidad me gustaría tratar eso ahora, pero estoy muy ocupado, ¿Tal vez después?” No están demasiado ocupados. Se están ocultando… ocultando detrás de pilas de proyectos sin importancia, papeles y expedientes que no tienen trascendencia en el contexto más amplio de las cosas. Dejen de evitar la oportunidad. ¡Nunca se oculten de nuevo detrás del “trabajo laborioso”!
Si siguen estas cinco sugerencias, entonces, la sugerencia final de la vida será fácil. Nunca cometan un acto al que tengan que mirar de nuevo con lágrimas y lamentarse porque violaron una ley de Dios o del hombre. Su tesoro más precioso es el respeto por sí mismos. Protéjanlo con toda su fuerza. Hay un poema anónimo que ha pasado a través de varias generaciones y que, sin embargo, todavía es tan sabio y poderoso como siempre.
“El rostro en el espejo”
Cuando obtengas lo que deseas
En tu lucha por la identidad propia
Y el mundo te haga reo por un día,
Acércate a un espejo y mírate
Y ve lo que ESE rostro tiene que decirte.
Porque no es tu padre o madre o esposa
Quien debe juzgarte.
La persona cuyo veredicto cuenta más en tu vida
Es la que te mira desde el espejo.
Algunas personas quizá piensen
Que eres una camarada franco,
Y te llaman un gran hombre o gran tipo
Sin embargo, el rostro en el espejo
Dice que sólo eres un vagabundo,
Si no lo puedes mirar directamente a los ojos.
A ese rostro es a quien debes agradar,
Sin importar el resto
Ese es el que es franco contigo hasta el final.
Sabes que has pasado la prueba más peligrosa,
Si el rostro en el espejo es tu amigo.
Puedes engañar a todo el mundo a través de los años
Y recibir felicitaciones al pasar,
Mas tu recompensa final serán la congoja y las lágrimas
Si has engañado al rostro en el espejo.
Seguramente todos ustedes han hecho un viaje largo, alguna vez en su vida, seguros de conocer con exactitud la ruta que los llevaría a su destino. Después de conducir durante un par de horas o más, de pronto comprendieron que estaban perdidos.
Detuvieron el coche y abrieron la guantera, mas no encontraron allí un mapa de carreteras. En seguida, empezaron a conducir, buscando una gasolinera y, finalmente, encontraron una con un empleado en verdad amistoso y útil. El abrió su mapa de carreteras y les mostro dónde estaban… y les mostro lo sencillo que era regresar a la ruta.
Para todos aquellos de ustedes que piensan que tal vez perdieron el camino un poco durante el viaje a través de esta vida difícil, espero consideren estas palabras como al empleado amistoso de la gasolinera… y cuando vuelvan al camino, con su destino verdadero frente a ustedes, si ven algunas ramas rotas a lo largo del sendero, por favor, piensen en esto. Son pistas para marcar su paso hacia un destino superior aquí en el mundo.
(Extraídas del libro, “El Don del Orador” de Og Mandino)
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